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Bienvenidos a esta ventana en donde quiero mostrar algunas cosas que elaboramos, esperando puedan servir un poco en algunos de sus proyectos, y compartir ideas, consejos y experiencias, espero lo disfruten.







miércoles, 4 de mayo de 2016

CAMINOS DEL DESTINO CAPITULO 19


CAMINOS DEL DESTINO


 
CAPITULO 19

 

Una tarde juntos

 

En otra parte del Hospital el inglés esperaba impaciente la hora de salida de Candy quien no sabía si asistir a la cita después del incidente, sentía culpa y remordimiento, termino su turno un poco más tarde lo normal y se encamino a los dormitorio, para su sorpresa se encontró a Terry caminando de un lado a otro pensó que tendrían otro enfrentamiento por lo que al ir caminando cerca de él, bajo su mirada tratando de ignorarlo, pero el inglés se acerco a su encuentro – Candy  quedamos en hablar y creo que es el momento – dijo  mirándola fijamente

 

La joven sintió un remolino en su estomago – di por hecho que después de la discusión no nos veríamos mas – dijo  nerviosa

-          Tenemos una cita te esperare aquí para que te mudes de ropa – la  miro expectante

-          Está bien – asintió  sintiendo una corriente eléctrica por todo su cuerpo

Después de algunos minutos la rubia salió a su encuentro – listo vámonos – le  dice

Terry no oculto su agradable sorpresa al ver a la dama en un sencillo vestido color blanco con detalles en rojo, que hacia resaltar su pequeña cintura y un escote discreto él le tendió su brazo y ambos caminaron – por acá – le dice Candy señalando una puerta trasera del Hospital – no  quisiera que Frank nos viera – agrego

-          ¿Tienes miedo?- pregunta retadoramente

-          Sabes muy bien porque – contesto  secamente

 

Ambos salieron y subieron al auto del inglés condujo a una conocida zona de Manhatan

-          ¿Dónde  vamos? – pregunta  la joven

-          Vamos a El Tendeloin  ( hoy en día el Square Garden), a una cafetería – dijo  con una media sonrisa – hable  con Albert – dijo  mas sereno

La rubia se confundió - ¿cuándo? – preguntó  con curiosidad

-          Hace una semana – indico  el inglés

-          Vaya – exclamo - ¿hablaste o discutiste? – pregunto

-          Hablamos, necesitaba un amigo con quien hablar – dijo  

-          Veo que tu humor cambio de pronto – dijo  la chica al verlo más tranquilo – o  es el efecto Albert

-          Tal vez – el  inglés estaciono el coche y caballerosamente abrió la puerta a Candy dándole la mano – ven  entremos – dice  ofreciéndole el brazo

El lugar era acogedor, mesas de madera, manteles de lino blanco y un pequeño florero al centro con margaritas y lirios, la rubia sonrió al ver el lugar

-          ¿Te gusta? – pregunto  al  mirar a Candy

-          Si es bonito - dijo mientras  el inglés retiraba la silla para que se sentara

-          La última vez que estuvimos en una cafetería fue de los mas abrumador -  la  miro con nostalgia

-          Me gusta el ambiente que se siente – dijo  tratando de apartar esos recuerdos

-          ¿Qué gustas tomar? – pregunto  el ingles

-          Té está bien – dijo  un poco nerviosa

El inglés se dirige al mesero que estaba a lado – dos  té negro por favor – el  mesero se retira de inmediato asintiendo con la cabeza

-          Y bien ¿de qué quieres hablar? – dice  Candy sin rodeos – pensé  que estaba todo dicho

-          Necesito disculparme – dice  el inglés tomando su mano

-          De que te vas a disculpar – dice retirando su mano mirándolo fijamente

-          De todo, por lo de Susana esta tarde, de haberte hablado como lo hice, dudar de ti y no haber luchado por ti – la  miro tiernamente

 

El mesero regreso con el té, se retiro de inmediato, la rubia se sentía una necesidad de abrazarlo pero sabía que no debería hacerlo, aun estaba enfadada con él además de la obligación moral que el inglés tenia con Susana  - ¿entonces qué dices? – le  pregunto de nuevo

-          Está bien – dijo  volteando a mirar hacia la calle – te  disculpo – lo  miro fijamente

El inglés nuevamente tomo su mano, al sentirla Candy se estremeció tratando de quitarla pero esta vez el inglés no lo permitió – No , por favor no la retires – le  suplico

-          Terry ¿a dónde nos llevara esto? – pregunta  tristemente – cuando  los dos sabemos que no hay nada más que hacer, además después de ver a Susana, creo que no debí aceptar verte

-          Por favor Candy, disfrutemos esta tarde porque no veo cuando volvamos a tener una tarde solo para nosotros – dijo  mirándola a los ojos – olvidemos  el mundo solo por hoy te lo pido

-          Pero Terry – replico   

-          Por favor – le  pide con vehemencia

-          Como olvidar tantas cosas Terry no puedo – dijo  casi a punto de llorar

-          Terminemos el té y vayamos a Central Park  – volvió  a pedirle – a caminar, si te sientes incomoda regresaremos – le dice

-          Está bien - asintió

 

Permanecieron unos instantes más en silencio, terminaron el té y se pusieron en camino, bajaron del auto y caminaron perdiéndose en los arboles, la tarde estaba cayendo y el cielo era un espectáculo en colores rojizo y azulado, él la tomo de la mano en un movimiento donde sus manos chocaron, la rubia no opuso resistencia, tampoco sabía cuando volverían a estar solos, finalmente llegaron frente al lago – ven  sentémonos – dice  el inglés – la  rubia se sentó en la hierba bajo un árbol recargando su espalda en el tronco, a su lado Terry quien no soltaba su mano, acaricio con su pulgar sus nudillos, luego beso su mano lenta y profundamente, la rubia sintió una corriente eléctrica recorriendo todo su cuerpo, el inglés sintió su reacción - ¿qué pasa? – pregunto

-          Nada – contesto  nerviosa

-          Que hermoso atardecer ¿no lo crees?

-          Si mucho – responde  en voz muy baja

-          ¿Estás nerviosa? – pregunto  con media sonrisa

-          No porque habría de estarlo – dijo  sintiendo su corazón en la garganta

-          Porque estás aquí a solas con un hombre que esta perdidamente enamorado de ti – dice  mirándola a los ojos

-          Terry – musita - ¿cómo puedes decir eso?

El inglés se acerca más a ella – porque  sentí como te estremeciste cuando bese tu mano

-          No debiste hacerlo

-          Vamos Candy – dice  acariciando su rostro con la palma de la mano suavemente – esta   tarde solo somos tu y yo, es lo único que necesito para recordar cuando me sienta al borde del precipicio

Candy sintió un nudo en la garganta, sabía que el inglés sufría lo miraba fijamente con ese mismo amor de hace años, con necesidad de estar más cerca al igual que el inglés, recargo su rostro en su mano para sentir su caricia, al darse cuenta de que había bajado la guardia levanto su barbilla, poco a poco sus labios se unieron en un beso lleno de amor, pasión, el inglés se atrevió a explorar con su lengua esa pequeña boca inexperta, al sentirla Candy abrió momentáneamente los ojos pero se acostumbro pronto a esa sensación, el seguía sumergido en su boca, la rubia enredaba sus manos en el cabello del inglés, poco a poco se fueron retirando sus respiraciones estaban agitadas y no dejaban de mirarse a los ojos,  el inglés besaba su nariz y no dejaba de acariciarla – Gracias  le dice finalmente – la  joven solo sonríe un poco ruborizada – ven – se  pone de pie ofreciéndole su mano y la jala con fuerza hacia el quedando atrapada entre sus posesivos brazos que la rodean por la cintura, dándole otro profundo y pausado beso, esta vez ella lo separa poniendo sus manos en su pecho – Terry  que haces – dice  nerviosa al sentir su tibio cuerpo tan cerca de ella

-          Hace un momento no replicaste pecosa – dice  divertido

La chica se ruboriza – te  di tu oportunidad – dice  retándolo

-          Ha si mi oportunidad de que – le  dice sin soltarla

-          Terry hay gente nos miran – dice  nerviosa

El inglés mira alrededor – ni  siquiera nos prestan atención – dice  sin dejar de abrazarla y presionándola a su cuerpo

La joven se ruboriza mas y su corazón está casi a punto de saltar del pecho – estas pasándote de la raya – dice  tratando de dominarlo

-          Aun no la paso pecosa – dice  robándole un beso – ven  vayamos por este lado, por fin la libera y la toma de la mano  caminan por la orilla del lago llegan a una parte donde hay pequeños botes, la rubia al verlo se sorprende gratamente - ¿vamos a remar? – pregunta

-          Así es quiero aprovechar la tarde para estar más tiempo a solas contigo – dice  subiendo al bote y ofreciendo la mano para que ella suba.

-          ¿Estás seguro que sabes remar? – pregunta  nerviosa

Terry aleja el bote de la orilla ayudándose con un remo y frunce el ceño en torno a Candy – no  remo muy bien – dice  mostrando preocupación – pero  será interesante ver un mono pecoso tratando de nadar – sonríe  divertido

-          ¡Terry! – exclama – eres  un mocoso maleducado – haciendo  un intento por golpearlo y meciendo el bote

-          Ho no Candy – le  dice rápidamente – harás  que nos volteemos y será peor

-          Pues yo sé nadar muy bien Terruce Granchester, más bien diría yo que sería divertido como un arrogante ingles trata de llegar a la orilla – dice  retándolo

-          Estas segura Srita White por mí no hay inconveniente – dijo  con sus ojos chispeantes

-          ¡No! – dice  rápidamente – eres  imposible – le  replica

-          Así esta mejor pecosa – el  inglés rema un poco  y cuando están alejados de la orilla sube los remos y se acerca a Candy - ¿qué quieres hacer?

La rubia lo mira extrañada – no  veo que podamos hacer, estamos en medio del lago en un bote

-          Claro que hay muchas cosas que hacer – se  acerca más, y ella se aleja topando con el borde del bote y él se acerca más- ya no puedes alejarte mas – la  mira impasivo y con una profunda mirada, acaricia su cabello y tira de la nuca hacia atrás levantando la barbilla dejando su boca a merced del inglés, el sonríe complacido y nuevamente la besa, enredando su lengua con la de ella en un deleite de exquisito deseo, la envuelve con sus brazos, y ella lo abraza sosteniéndose de sus brazos y recorriéndolos hasta su espalda, el inglés acaricia su cuello y poco a poco besa su barbilla bajando por su cuello dejando un camino de besos alrededor de su escote, la rubia gime - Terry por favor - el inglés sigue al sentir como ella se aferra a su espalda, siguiendo la agónica tortura que los envuelve y los quema por dentro, el inglés se separa un poco para mirarla, ahora su mirada es lasciva y llena de deseo, sus ojos se tornan oscuros y vuelve a poseer sus labios, esta vez en un beso profundo, desesperado e intenso, sus manos la acarician a lo largo de su espalda y bajando por sus caderas, pero al sentir el contacto Candy se separa abrumada - ¿ Qué pasa? – pregunta  desconcertado – Terry   debemos detenernos – lo  mira fijamente – sabes  lo mucho que te deseo – le  dice al oído el ingles

Candy cierra sus ojos – pero  es una tortura, sabemos que esto no puede ser

El inglés entorna sus ojos en un intento fallido por convencer a la rubia – No  Terry, por favor no – dice  suplicante

-          Está bien – dice  un poco frustrado,  se separa un poco pero no la deja de abrazar, la rubia fija su mirada en algún punto del lago para evitar el contacto visual con el inglés que no deja de mirarla – Terry  ¿qué haces? – dice  volviéndose a el

-          Te grabo en mi mente quiero memorizar cada una de tus pecas – dice sin dejar de mirarla – de  verdad no hay manera de que te quedes

Ella niega con la cabeza – está  decidido ya, debo ir, allá es donde hace falta ayuda

-          Yo necesito ayuda también, he estado muriendo cada día y mi única medicina eres tu  - dice  acercándose un poco sin dejar de mirarla a los ojos

-          Después de lo que paso esta tarde con Susana, Terry me siento más que culpable de estar aquí contigo

-          No digas eso – toma  su barbilla -  no  es tu culpa y quedamos en olvidarnos del mundo

La rubia asiente con la cabeza, nerviosa por la cercanía del inglés esquiva su mirada nuevamente - ¿por qué estas tan nerviosa? – pregunta  sonriendo el ingles

-          No imagine estar aquí contigo – dijo  tímidamente – mucho  menos de esta forma

-          Pues yo no he dejado de soñar con un momento así contigo – dice  mientras levanta su rostro para encontrar su mirada – y  no dejo de soñar tampoco en el día que seas mi mujer

La rubia siente arder sus mejillas ante las palabras del caballero – Terry – dice  nerviosa

-          Acaso tu no lo habías pensado – dice  más divertido

-          Es que yo…- se  queda sin palabras – creí que me habrías olvidado – dice  finalmente

-          Nunca – le  dice – antes  me moriría de mil maneras – luego  la acerca a él y la rodea con sus brazos, hunde su nariz en su cabello e inhala profundamente – nunca  pienses que voy a olvidarte o dejar de amarte lo entiendes

La rubia asintió recargada en su pecho, también lo abrazo con fuerza, y también inhalo su aroma – hueles  bien – dice  ella – a  brisa, a frescura y a Terry

-          Deberás – le  dice separándola un poco – tu  también, hueles a jazmines, a inocencia y a Candy – sonríe  y se pierde nuevamente en sus labios, tomando su rostro en sus manos para fijarla, mordiendo ávidamente su labio inferior y haciendo que la rubia gima y se estremezca a la vez - Terry que haces – dice  sin separarse – te  saboreo - dice en sus labios, la rubia siente un remolino en su interior, que recorre todo su cuerpo y baja hasta su vientre,  pone sus manos sobre su pecho para apartarlo, al separarse y con sus respiraciones irregulares se quedan perdidos en sus miradas devorándose con los ojos – Terry  esto es una tortura, es mejor detenernos

 El sonríe al notar la turbación de la rubia – así  que te causo tortura – dice  sínicamente – está  bien, sabes que eres muy frustrante cuando te lo propones – le  dice sonriendo

-           Soy prudente alguno de los dos tiene que tener la cabeza fría

El inglés ríe divertido – Candy  te aseguro que no tienes nada frio eso lo acabo de comprobar – sigue  burlándose y la rubia ahora esta como granada

-           Pero que atrevido – se  mueve separándose del inglés – como  me dices eso – dice  incrédula -  y  además te burlas de mi – dice  con indignación

-          Ho espera, ven – le  tiende la mano para acercarla

-          No caeré en tu juego nuevamente Granchester – ahora  trata de hacer un mohín y se cruza de brazos

-          Entonces te quedaras ahí, está bien – dice  mientras hurga en un bolsillo de su chaqueta  -  tenía   la intención de darte esto pero está bien si no quieres

La rubia mira con curiosidad una caja de cuero negro que sostiene el inglés - ¿Qué es? – pregunta

-          No puedo decírtelo hasta que no vengas aquí – dice  mirándola retadoramente

-          Bien no me interesa – trata  de ignorarlo pero en un hábil movimiento el inglés la arrastra por la cintura hasta traerla a su lado - ¿pero qué haces?

-          No es fácil librarse de mi pecosa – dice  y pone la caja frente a ella – es  para ti

Candy mira la caja pero con temor de lo que pudiera haber dentro – no  debiste molestarte – dice  finalmente pero sin tomar la caja

Terry la abre y ante sus ojos aparece un hermoso dije de corazón rojo, con pequeños diamantes alrededor – es  mi manera de demostrarte mi amor

Candy abre grandes ojos ante su sorpresa – No  Terry es demasiado

-          Nada será demasiado – dice  mientras lo saca de la caja – este  es mi corazón que te acompañara a donde vayas – se  acerca y lo pone en el cuello de la dama

-          Es muy hermoso, es un…- Terry la interrumpe antes de terminar – un rubi, la reina de todas las piedras – Candy  baja la mirada un poco triste

-          ¿Qué pasa? – pregunta  confundido

-          Que yo no tengo nada que darte – dice  un poco apesarada

-          Te equivocas – le  dice levantando su barbilla – me  has dado lo mejor esta tarde que vale para mi más que mil rubies y diamantes juntos – dice  sin apartar su mirada de ella

 

La rubia siente un vuelco en su corazón al estar a horas de partir hacia tierras lejanas – Gracias  - dice  finalmente, se acerca y lo rodea con sus brazos en un acto que sorprende al inglés quien corresponde gratamente al gesto de la joven.

 

Tras un momento de estar así abrazados en silencio y al percatarse que la noche estaba cayendo Terry se separa – debemos  volver, ya es tarde – dice  resignado

 

Candy asiente y vuelven a la orilla, ayudándole a salir del bote la jala hacia él quien no pierde oportunidad de envolverla en sus brazos, vuelve a poseer su pequeños labios, en un beso lleno de anhelo y ansiedad , finalmente caminan entre los arboles tomados de la mano cual adolecentes, abordan el coche y conducen de regreso al Hospital, durante el camino Candy no evita poner al tanto al inglés sobre la silenciosa enfermedad que amenazaba la vida de tantas personas, aunque el inglés se alarmo de saber que en Europa las cosas estaban peor nada pudo hacer por convencerla, en los dormitorios y percatándose que no habría nadie vuelven a despedirse

 

-          ¿A qué hora sale el barco?- pregunta el inglés sin dejar de abrazarla

-          A las 6 de la mañana

-          Me imagino que irán directo al puerto de Brest – dice  con curiosidad

-          Si , - dice recargada en su pecho

-          Mañana vendré temprano para despedirnos - dice mirándola a los ojos

-          Está bien - dice finalmente - ahora vete antes que alguien te vea

El inglés le da un casto beso en los labios y se retira perdiéndose en la oscuridad, la rubia entra sintiendo un torbellino de emociones, había por fin tranquilizado todas sus ansias o había faltado a una promesa, no importaba mañana ya no estaría y no sabía certeramente cuando volvería a verlo, deseaba tanto ese encuentro y cercanía con el único hombre capaz de transformarla y hacerla vibrar, tocaba el dije que ahora caía en su pecho – tu  corazón – pensaba  para sí, luego se abrumo por no tener algo que darle para que lo acompañara, recordó la clase de costura con la Sra. Curtis y saco de entre el ropero un paño de seda, el bastidor y algunos hilos, pacientemente trato de bordar algo, poco a poco le fue dando forma, algo parecido a un corazón con las iníciales TC y CW, finalmente lo termino y lo guardo en el cajón de un buro cerca de la cama ya era bastante tarde  y se dispuso a descansar.

Un caballero de cabello oscuro miraba sentado en un borde de una sencilla cama en medio de la oscuridad el apacible sueño de una dama, disfrutaba mirarla la joven se movía bajo las sabanas pero continua dormida, el caballero sonríe y en un impulso involuntario se inclina para besarla suavemente en la frente, acto seguido la dama abre sus ojos algo adormilada y desorientada se los talla intentando despertar

-          ¡Terry! – exclama  sorprendida - ¿Qué  hora es? – pregunta  preocupada

-          Buenos días pecas- sonríe y saca su reloj de la chaqueta- 4:15 – contesta

-          De pronto pensé que era tarde-dice, pero retoma su sorpresa - ¿Cómo  entraste? – pregunta  cubriéndose con la sabana

-          Es interesante lo que puede hacer un pasador de cabello en unas manos hábiles – le  sonríe mostrando el accesorio de cabello que sostenía en su mano

-          Ho…¿y cuanto tiempo llevas aquí?

-          Unos 20 minutos algo mas algo menos no lo sé – contesta – no  podía dormir así que me desperté muy temprano y vine aquí – en  su mirada había tristeza

La rubia ahoga un suspiro – debo  bañarme – dice  en voz muy baja- necesito que te gires para poder ponerme de pie – dice  mirándolo a los ojos

El inglés entorna sus ojos divertidos- esa bata que llevas es muy cubierta y creéme te he visto con menos ropa que eso

-          Como te atreves Terry – toma  su almohada y trata de golpearlo

-          Ho por dios que modales Srita. pecas – dice  al momento que la atrapa la almohada

-          Entonces éramos casi niños Terry – dice   enfadada

-          Desde entonces tienes una hermosa figura – dice  sonriendo

-          Pero es que no puedes tomar nada en serio – dice  fingiendo irritarse

-          Vamos que puedo ver que no haya visto ya – dice  sin ponerse de pie

Ruborizada y con la cara de color granada le dice enfadada – Al  rincón Terruce Granchester  de frente a la pared y mirando al techo – le  ordena, el inglés frunce su boca con una expresión divertida y resignado hace lo que la rubia le indica

-          Como si fuera un castigo no – dice  levantándose sin remedio

-          Y si haces un intento por voltear gritare – amenaza

-          Bien pecas – dice  el ingles

Candy se levanta y pone encima su bata, busca un vestido, toalla y algunas otras pertenencias, Terry trata de mirar de reojo pero solo oye abrir cajones - ¿me  vas a tener así todo el tiempo? – pregunta

-          Ya te puedes girar – la  rubia sostenía sus pertenecías entre los brazos – en  un momento vuelvo – dice  finalmente

-          Aquí estaré – le guiña un ojo

 

Unos minutos después la rubia entra con su cabello húmedo cayendo por su espalda y su peculiar aroma a jazmines que el inglés ya conocía bien, la miro embelesado no podía ocultar el efecto que causaba en él, era la mujer que cualquier hombre podría desear, le sonríe y se acerca a su encuentro y al tenerla de frente la envuelve y le dice – Pecosa  no recuerdo haberte saludado debidamente – la  besa tiernamente enredando su lengua en la de ella y acariciando su espalda a todo lo largo, pero la rubia se separa un poco – no  deberíamos hacer esto Terry – dice  apenada

-          Entonces no me hubieras enamorado

La rubia parpadea con grandes ojos – pero  es que no he hecho nada

El sonríe – es  precisamente eso lo que me vuelve loco, tu inocencia y tu naturalidad – cierra  sus ojos y le da un beso casto y rápido – deja  que te cepille el cabello – le  dice al oído, ella asiente con la cabeza y camina hasta el tocador, le tiende un cepillo y toma asiento en un banquito, el inglés hábilmente desenreda el cabello y constantemente sus miradas se encuentran en el espejo, al terminar le da un beso sobre la cabeza – listo – le  sonríe

-          Gracias – dice – ahora  tengo que empacar lo que queda aquí – dice  cambiando de tema

Al terminar cuando ya está por llegar la hora de partir la joven camina hasta el buro y saca del cajón el pañuelo – Te  tengo algo – le  dice colocando su mano tras la espalda

-          En serio  ¿y qué es?- pregunta con ansiedad

La rubia saca su mano sosteniendo el pañuelo y se lo pone en las manos – yo  lo hice – dice  algo apenada

El inglés lo toma sonriendo y mirando detenidamente las iníciales dentro de un corazón, aunque no estaba muy bien realizado la mira con mucha ternura- es lo más hermoso que jamás nadie me ha dado

La rubia sorprendida sabiendo de sus escasas habilidades con la costura le dice - ¿De veras?

-          Claro es bellísimo y siempre lo llevare conmigo – le  sonríe y la trae hacia el envolviéndola en sus brazos

-           Terry prométeme que te cuidarás y si llegas a enfermar o alguien cercano se atenderán de inmediato, John Matheus sabe de los medicamentos, a través de Albert podrás localizarlo

-          Claro – la  mira a los ojos – también  tú te cuidaras, en Francia tenemos propiedades, en  Paris si llegas a necesitar refugio solo pregunta por el Duque y fácilmente te dirán donde es – ella  asiente con la cabeza.

-          Terry cuida a Susana – lo  dijo sintiendo una necesidad de protegerla de algo, era solo una sensación que ella tenia

-          Claro, lo hare – dice  pensativo

-          Bien ha llegado la hora – dice  la rubia sintiendo un dolor en el pecho – te  amo Terruce Granchester no lo olvides

-          Jamás – dice  el inglés tomando su barbilla – te  amo Candy White, eres lo mas importante en mi vida te quiero de regreso lo entiendes – luego  la besa por última vez envueltos en una gran tristeza se separan, la acompaña a la puerta ayudándole a llevar su maleta y comiéndose con los ojos vuelven a despedirse, el inglés entra a la habitación y sale apresuradamente por la ventana y aguarda hasta que la rubia sale, con su pequeña maleta ella camina por los dormitorios, a lo lejos Frank viene a su encuentro, toma su maleta y ambos salen del hospital

-           ¿Como estas Candy? -  pregunta el rubio

-          Bien – dice  secamente

-          ¿Tienes nervios? – pregunta  al sentirla distante

-          Un poco si – contesta  sintiendo la mirada del inglés desde algún lugar en el jardín

-          El coche está esperando ya, me imagino que Albert estará ya en el puerto – dice  tratando de conversar

-          Si, dijo que allá nos despediríamos – contesta  intentando voltear hacia atrás

-          ¿Qué sucede, olvidaste algo? – pregunta  con curiosidad

-          No nada es solo que extrañare el Hospital – contesta  tímidamente

-          Antes de lo pensado volveremos – le  anima

Durante el trayecto permaneció callada perdiendo su mirada por las calles de Nueva York, el inglés por su parte no dudo mas y manejo hasta el puerto, al llegar se percata de la presencia de Albert acompañado de Sara , pero opto por no saludarlo, prefirió ocultarse, cuando llego Candy se abraza tiernamente al rubio quien la abraza fuertemente

-           Cuídate pequeña, te quiero demasiado – dice  en su oído

Luego abraza a Sara – cuida  de Albert por favor

-          Descuida que lo hare en tanto el me lo permita – le  sonríe – tu  también cuídate Candy

-          Claro, nos veremos pronto

Luego Frank se despide y ambos caminan por la pasarela del barco, el Buque militar estaba lleno, soldados, médicos, enfermeras, se despedían desde el barco alzando la mano, el inglés sintió su corazón destrozarse al mirar a la rubia en el barco y lanzo un fuerte grito - ¡Candy! – y  aunque el murmullo de la gente era ensordecedor, la rubia alcanzo a escuchar, busco entre la gente y a lo lejos aparte de todos miro la silueta del inglés, agito su mano y pensando para sí – También  te amo Terry, te juro que volveré – con  esta promesa poco a poco fue perdiéndose ante su mirada hasta ver solamente mar a su alrededor, Frank estaba muy cerca y se percato que Candy lloraba.

-           Candy, que puedo hacer para evitar que llores – le  pregunta al llegar junto a ella

-          Frank – dice  limpiándose las lagrimas – es  solo que extrañare mucho a mis amigos

-          Lo sé y te entiendo – dice  tomando su mano – pero  el tiempo vuela, pronto estaremos de regreso

-          Claro – luego  vuelve a perder su mirada en el mar – Frank   desearía quedarme un momento más aquí en cubierta

-          Claro – dice  el rubio – solo  cúbrete bien el aire es un poco frio y… Candy – le dice – eres mucho más bella cuando sonríes que cuando lloras

La rubia se estremece al escucharlo – Gracias Frank – dice finalmente

-           Te  veré después – dice  el rubio despidiéndose

 

La rubia sintiendo su corazón oprimido trata de tranquilizarse finalmente se retira a su  camarote con su semblante triste, ahí permaneció gran parte del día pensando en todo lo vivido las últimas horas a lado de Terry, ahora seria mas difícil  estar lejos de él.

 

En Nueva York Albert acompañaba a Sara al Hospital, iniciaba su turno sabiendo lejos a dos de las personas más queridas para ella, también estaba triste pero se sentía muy afortunada de estar al lado de Albert quien no reparaba en detalles para demostrarle su cariño, sin embargo un oscuro recuerdo la hacía sentirse inmerecedora de su amor, pero no quería ni podía renunciar a ser feliz, Albert sabia que algo le sucedía – ¿Te sientes bien? – pregunta  mientras bajaba del coche

-          Si es solo que los extrañare muchísimo

-          Lo sé es tu hermano y tu mejor amiga

-          Si – contesta  entre dientes – ¿cuándo  regresaras a Chicago? – pregunta

-          Tal vez una semana más, tengo algunos negocios pendientes

-          Es una lástima que tengas que volver – le  dice con una sonrisa

-          Sara, desearía llevarte conmigo sacarte de trabajar y convertirte en mi esposa, pero sería demasiado precipitado

La joven siente un remolino en su interior – Lo  sé, papá sería el primero en oponerse, también te necesito Albert más de lo que imaginas – luego  se dan un casto beso

 

Albert se despide y Sara se queda observando hasta que el coche se pierde en las calles de la ciudad – Albert  desearía tanto contártelo todo, pero temo que me rechaces después de saber mi verdad – piensa  rodando lagrimas por su mejilla, luego recuerda ese amargo suceso de vida que la marco hacía varios años atrás.

 

 

5 Años atrás

 

-          Sara te presento al Dr. Alfred Stann el es el jefe del área de rehabilitación – le  dice el Dr. Lewis – estarás  bajo sus ordenes

-          Es un placer conocerlo Dr. Stann – saluda  amablemente

-          El placer es mío, pero llámame Alfred podemos tutearnos – dice  sonriendo el caballero que tenía unos 30 años

-          Los dejo entonces – se  despide el Dr. Lewis – y  bienvenida de nuevo hija

-          Bien Sara, acompáñame te mostrare la sala de rehabilitación

 

La joven asiente y acompaña al Dr. Stann, le mostro las instalaciones y las terapias que se les daba a algunos pacientes en ese momento, la joven estaba entusiasmada, era un trabajo que le apasionaba y aprendió rápido las sesiones, pasaron algunos meses y Dr. Stann se mostraba bastante amable con la joven quien no perdía oportunidad de halagar tanto su trabajo como su persona, por su parte Sara lo veía como un hombre amable quien se esmeraba en aportar conocimientos a sus subordinados, una noche en que Sara hacia guardia nocturna el Dr. Stann la mando llamar a su oficina que se encontraba en el tercer piso, no había mucho trabajo por lo que ella acudió a su llamado de inmediato.

-          Buenas noches Doctor me mando llamar – dijo  la joven al entrar en la oficina

-          Si toma asiento por favor – dice  el doctor algo nervioso

-          ¿Pasa algo Doctor?, ¿he cometido algún error en mi trabajo? – pregunta

-          No al contrario tu trabajo es muy destacado, precisamente por eso quisiera hablar contigo tengo un ofrecimiento para ti – le  dice poniéndose de pie y caminando por la oficina

La joven se sorprende gratamente – Ho  por un momento pensé que algo iría mal

-          Mira hay posibilidades que pases al área de quirófanos como asistente, pero claro que quisiera saber hasta dónde estás dispuesta a sacrificar – dice  mientras rodea el escritorio y se recarga a lado de la joven

-          No entiendo, como hasta donde, profesionalmente hasta donde sea necesario -   contesta  nerviosa

El doctor respira nervioso – no  me refiero a eso Sara – dice  mirándola de manera obscena

-          Pero quien se cree que es usted – dice  poniéndose de pie

-          Vamos nena, no serás la única que asciende de puesto de manera fácil – dice  tomándola por la cintura y acercándola bruscamente

-          Déjeme – grita – no  soy como las demás – dice  tratando de zafarse

-          Todas son iguales no serás la excepción – le  dice tomándola a la fuerza y tumbándola sobre el escritorio

-          Por favor no me haga daño – grita  entre sollozos – juro  que no diré nada de lo que paso aquí pero déjeme ir – dice  mientras trata de defenderse de su agresor quien la sujeta de las manos y la empuja con su cuerpo

-          Si te dejare ir nena pero primero quiero mi recompensa, crees que no entendía tus insinuaciones

-          Pero es que yo nunca…..- dice mientras aprisiona sus labios a la fuerza sin terminar la frase

 

 

-          Sara – en ese momento Nataly la devuelve a la realidad – ¿qué  es lo que te pasa Sara?

-          No es nada Nataly, es solo que me quede pensando en Candy y Frank

-          Ho si es verdad ahora partieron, roguemos a Dios por ellos – dice  la enfermera

-          Si – dice  mientras se encaminan entre los pasillos

Sara durante ese día no podía borrar de su memoria los recuerdos que tanto la atormentaban pero tenía toda la esperanza de platicar con Albert y así poder amarlo plenamente y un día llegar a ser su esposa como el mismo lo dijo.